jueves, 9 de enero de 2014

La libertad del dolor.

En estos tiempos revueltos he sentido un sinfín de cosas, obvio el dolor es una de ellas, el dolor por las pérdidas y por las despedidas.

Es algo muy peculiar, pareciera que en la actualidad, la sociedad tiene un estado de negación del dolor, nos empeñamos en hacer todo lo humanamente posible para no sentirlo, cuando justamente sentirlo es lo que nos hace más humanos. 

Me parece que como seres humanos, nos debemos permitir sentir, vivir y experimentar el dolor en toda su expresión, al menos en lo emocional. Tenemos que dejarnos sentir todo eso que nos jode, que traemos atravezado, o atorado.

El dolor sirve para que todo aquello que se nos está quedando, encuentre una salida. 

Si no nos permitimos el dolor, jamás lo vamos a resolver del todo, va a seguir siendo un fantasma al asecho, esperando el momento de debilidad para hacerse presente y no solo como el mismo dolor, sino como un engendro, dolor añejo, a medio descomponer, que ha podido crecer y adherirse a lo más profundo de nuestro ser.

Vivamos y sintamos el dolor, así cuando finalmente pase, seremos un poco más libres, un poco más humanos.

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